miércoles, 6 de abril de 2011

Pie diabético

El pie diabético es una de las complicaciones más comunes entre los pacientes de diabetes mellitus, ya que afecta hasta el 15% de las personas con diabetes a lo largo de su vida. Es más probable cuando aparecen en el pie complicaciones como la neuropatía diabética con pérdida de la sensibilidad y la enfermedad vascular periférica (macroangiopatía diabetica). Ambas complicaciones se relacionan con un mal control de la enfermedad en largo tiempo, es decir, generalmente con una evolución de la enfermedad alrededor de 10-15 años con un control metabólico pobre.

El pie diabético se manifiesta fundamentalmente en la aparición de úlceras que sobrevienen por la afectación neurológica y vascular de estos pacientes. Dependiendo del tipo de lesión, neuropática o vascular, el tratamiento difiere considerablemente. Una de las complicaciones que pueden ocurrir en la evolución de la úlcera en el pie diabético es la temida amputación de la pierna. No obstante, la amputación no es el único motivo por el que los pacientes con pie diabético pasan por quirófano. Cuando las úlceras se complican con una infección pueden requerir una intervencion para realizar limpieza quirúrgica o drenaje de abcesos.

El pie diabetico y la neuropatía diabética

Test del MonofilamentoLa utilización del test de los monofilamentos de Semmes-Weinstein constituye un método fiable, técnicamente sencillo y que permite una evaluación rápida.Consisten en monofilamentos de nilón calibrados, de forma que su aplicación sobre la piel corresponde a una fuerza previamente determinada, y es suficiente para la exploración de la neuropatía sensitiva, tal como vimos en el tema anterior. Las areas a evaluar son las siguientes:

Se valoran como minimo 3 cabezas metatarsianas

Caras plantares de primero tercer y quinto dedos

Zona medial y lateral del tercio medio del pie

Cara plantar del talon

Cara dorsal del tercio medio del pie



Ubicación de las úlceras en el pie diabético





Cuidados de los pies en personas con diabetes
Los pies deben ser lavados a diario. Para ello se empleará agua templada, a no más de 37º C o agua fria. Si usa agua temperada que lo prepare otra persona, pues si tiene poca sensibilidad podria ocasionarse quemaduras. Usaremos un jabón suave, que tenga un pH similar al de la piel para proteger el manto ácido de la misma., según recomiende su podologo.

Nunca emplear cepillos de cerdas fuertes, por el riesgo de provocar pequeñas lesiones. La duración del lavado no debe ser superior a 5 minutos, para evitar la maceración y pérdida excesi­va de la capa córnea de la piel. Durante el lavado se debe prestar especial atención a los espacios interdigitales. Se realizará minuciosamente con una toalla suave, no muy gruesa para que quepa bien entre los dedos, estos espacios secarlos cuidadosa y suavemente. Si existen alteraciones en la hidratación, como piel seca, es alternativo el uso de loción emoliente tras el secado, tipo lanolina o vaselina pura, en una fina capa mediante un ligero masaje.
Evitar el empleo de cremas irritantes o abrasivas (tal­cos, antisépticos agresivos, etc.) y especialmente entre los dedos, por el riesgo de producir maceración o fisuras. Si existe hiperhidrosis, en vez de hidratantes emplea­remos sustancias que eviten la transpiración excesi­va como la solución alcohólica de cloruro de aluminio, o alguna otra que prescriba su podólogo. No se debe aplicar pomada entre los dedos.

Respecto a las uñas deben cortarse tras el lavado de los pies, cuando están blandas y limpias.

Usar tijeras de puntas romas, especialmente si la vista no es muy buena, por el peligro de provocarse heridas. El corte de la uña debe hacerse horizontal. Tras el corte deben limarse las puntas laterales, para que no traumaticen los pliegues periungueales. No dejar las uñas muy cortadas, el espacio libre debe ser al menos de 1 mm. Si el paciente no es hábil, o no ve bien, el corte debe­ría realizarlo otra persona. Se deben corregir y tratar por el podólogo las uñas que crecen hacía dentro o deformadas, así como las quebradizas o gruesas.

La inspeccion diaria de los pies se realizará tras el lavado. Su objetivo será la detección precoz e investigar la pre­sencia de lesiones como eritemas, descamaciones, callosidades, fisuras, úlceras...

Se inspeccionará con atención: Alrededor de las uñas. Entre los dedos. En las zonas de presión. Planta y dorso. Se inspeccionará en un lugar cómodo y con buena iluminación, bien sea natural o artificial. Sera imprescindible ayudarse de un espejo o de lo contrario se buscará la ayuda de otra persona.

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